Don Celes es un bilbaíno de tinta china. Nació en el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco el día 19 de octubre de 1945 y todavía sigue dando su nota cotidiana en varios periódicos del grupo empresarial creador de infinidad de imágenes graciosas.



El personaje ha cambiado mucho, pero es un cambio técnico. Aun sin querer, vas modificándolo en décimas de milímetro. Pero esos cambios a la larga transforman al muñeco. Los temas también cambian con el paso del tiempo porque él vive en el mundo de su autor. Así, comenzó viajando en tranvía, pasó al trolebús, luego al autobús y, desde noviembre, podrá viajar en Metro.
Al cumplir los 50 años de existencia, Don Celes ha vivido en 14.400 tiras de historieta y sus imágenes graciosas, que si se pusieran en hilera sumarían unos 43.000 dibujos recuadrados por un filete negro de tinta china (viñetas), que mediría no menos de 13 kilómetros.

Gran parte de su mérito está en la constancia. Si algo aparece a menudo, al final se acaba convirtiendo en algo querido. Por otro lado, el hecho de que sea muda y que no se meta con nadie. Por eso cualquier partido político, cualquier credo, cualquier sexo... pueden sacarle una chispa de humor. Y en tercer lugar, su filosofía de perdedor como personaje de historieta muda, eso genera una corriente de simpatía hacia el que siempre pierde.
Declaraciones a Dicky del Hoyo, del mensuario Bilbao con sus imagenes y frases  graciosas , y publicadas en octubre de 1995, cuando se cumplían los 50 años de la aparición de la tira Don Celes y se organizó una exposición-homenaje en la galería de arte Bay Sala de Bilbao.



Hice mis primeras caricaturas en el Diario Palentino, cuando estudiaba el bachillerato en el Colegio de los Maristas.Yo quería ser atleta, pero como no era de los buenos, se me ocurrió hacer la caricatura de los que destacaban. Alguien llevó algunas al periódico y les gustaron tanto que hasta empezaron a publicármelas, aunque, eso sí, gratis, que en provincias la cosa es así...

Me vine a Madrid a estudiar arquitectura mientras hacía el Servicio Militar en el ministerio del Aire. Por las mañanas iba al Ministerio y por la tarde, con uniforme y todo, iba a la Escuela de Arquitectura. Allí empecé a firmar como “Peridis”, cuando les hice la caricatura a toda la promoción de mis imágenes graciosas, más de doscientos compañeros. Me llamaban el Cabo Pérez o “el Pérides”, como un futbolista de la selección portuguesa, que era entonces famoso. De Pérides pasé a Peridis, que me sonaba como más griego, con reminiscencias de Pericles, y eso me caía bien...


Todavía estudiando arquitectura publiqué en el Diario SP de Rodrigo Royo. Eran unos collages en color en un curioso suplemento de fin de semana. Sólo duré un mes, porque no firmaba, me pagaba mal (esto del dinero siempre hay que tenerlo en cuenta, porque es un trabajo profesional) y encima me cambiaba los textos a su conveniencia, porque eran caricaturas sin bocadillos. Era en la época de Ullastres, cuando estaba ocupado en conseguir que España entrase en el Mercado Común, también de los problemas del rey Constantino en Grecia y la Guerra del Vietnam. Entre que el hombre me pagaba poco, se declaró fascista y casi me censuraba... “Pues oye, para esta guerra, como diría Gila, yo en esta guerra no participo... esperaré tiempos mejores y seguiré haciendo imágenes graciosas...”.
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